jueves, 27 de noviembre de 2008

Un año después... sólo agradecer

Hoy 27 de Noviembre de 2008, hace justo un año que miraba la catedral de Santiago de Compostela, después de haber recorrido el Camino de Santiago desde Roncesvalles, en el Pirineo Navarro.
Estas letras las quiero dedicar a todos, y reitero, a todos los peregrinos que se cruzaron en mi Camino. El Camino no se puede entender sin los peregrinos. El Camino, no es el mero hecho de llegar a un destino, sino las experiencias vividas con las personas que compartes el Camino. No hace falta ni tan siquiera una palabra a alguien que sabes que no entiende tu lengua, sólo con gestos, ademanes, sutiles formas de agradecimiento, hacen que los peregrinos, sea cual sea su origen, se entiendan. Porque el peregrino no tiene un lenguaje, tiene muchas y variadas formas de comunicarse. El Camino es compartir, no solamente tus experiencias del día con los peregrinos que te encuentras durante el recorrido o en los albergues, sino también compartir tus experiencias de la vida. Por eso, para mí el Camino es un momento de reflexión, en el cual, gracias a ese compartir con los peregrinos, que digamos hacen de "confesores", ves el mundo desde otro punto de vista totalmente diferente al que tenemos en nuestro día a día. Gracias a ello, podemos valorar las cosas que tenemos en su justa medida, porque haciendo el Camino, aprendemos a valorar lo que realmente es prescindible y lo que no. No se congenia igual con todos los peregrinos, es evidente, incluso no se habla con todos, es imposible (sobre todo en verano con la cantidad de ellos que hay en esas fechas), pero a veces, como decía antes, un simple gesto, palabra etc, puede hacerte reflexionar sobre algo. Por ello agradezco a TODOS, lo que me habéis ofrecido, dado y por consiguiente he podido aprender de todo ello.
No es la primera vez que he cogido la mochila y seguido la flecha amarilla, pero sí ha sido la primera en la que realmente me he empapado del espíritu del peregrino. La primera vez, allá por el año 2000, daba mis primeros pasos por el Camino Portugués, allí me encontré con escasos peregrinos, incluso días dormí sólo con mi hermana. Sin embargo, esa soledad, hizo crecer en mí la inquietud de saber que me tenía que enseñar el Camino. La siguiente vez fue en el año 2005, cuando realicé el Camino Francés desde Santo Domingo de la Calzada. En esa ocasión no tuve la suerte de poder conectar con alguien de manera especial, además por culpa de una tendinitis desde la segunda etapa, subiendo por los montes de Burgos, no pude disfrutar de muchas cosas, ya que la mayoría del tiempo la dedicaba a descansar las piernas en los albergues. Pero viendo la relación que había entre todos los peregrinos, hizo que aprendiera el sentimiento con el que se debe hacer este Camino. Además, estaba mas pendiente del recorrido de las etapas y de la tendinitis que de lo que tenía que aprender, (o quizás es que estaba aprendiendo a valorar el sufrimiento, ya que al final, y pese a todo, llegué a mi meta, Santiago). Por eso, el año pasado, 2007, cuando empecé el Camino desde Roncesvalles, mi espíritu era muy diferente, mas sosegado y con ganas de absorver todo lo que me tenía preparado mi Camino. Por ese espíritu, obtuve el gran regalo que me tenía preparado Santiago, el regalo de todo lo aprendido no sólo en ese último peregrinar, sino el compendio de todos ellos.
Por todo ello, y para ir acabando, que menudo rollo, aunque mis grandes amistades del Camino las hice en mi última "aventura", quiero dar las gracias a todos los peregrinos que me he cruzado durante estos años. A algunos, puedo veros, a otros me comunico por este medio tan grande que es internet, algunos por teléfono, por correo ordinario, pero a muchos por ningún medio, por ello desde aquí a todos, GRACIAS.
Podréis pensar que vaya melancólico estoy hecho, pero si hay algo que he aprendido, es que el verdadero Camino empieza cuando has acabado de seguir las flechas amarillas. Así que desde aquí, si puedo revolveros las conciencias, cual Pepito Grillo, ahí queda eso.
Espero poder veros en alguna ocasión, si la vida lo permite. Jo, que trascendental me pongo. En fin a todos BUEN CAMINO, Y ULTREIA.

domingo, 23 de noviembre de 2008

San Juan de Ortega

San Juan de Ortega nació en Quintaortuño hacia el año 1080, discípulo de santo Domingo de la Calzada, con quien construyó los puentes de Logroño, Nájera, Santo Domingo y Agés. Peregrinó a Tierra Santa y, como promesa, se retiró a los Montes de Oca para levantar una ermita en honor de san Nicolás de Bari y un hospital adjunto. Todo ello a mediados del siglo XII.

Mas tarde se hizo una iglesia románica con tres ábsides y crucero, y tres naves de estilo gótico. En el interior hay una representación de la Anunciación que queda iluminado durante los crepúsculos de los equinocios de primavera y otoño por un rayo de sol al que la Virgen parece mirar.

En el centro se encuentra el baldaquino de san Nicolás de Bari, debajo, está la cripta, donde descansan los restos de san Juan de Ortega en un sencillo sarcófago.

A todo este conjunto, hay que añadirle la hospedería y un patio del siglo XVI.