viernes, 21 de mayo de 2010

Frómista

Estamos en plena meseta Castellana. Voy a ir descifrando el por qué del nombre de Frómista. Muy curioso. Ya en tiempo de los romanos había abundancia de cultivos de trigo, frumentum en latín. De ahí que que en la época romana, la bautizaran Frumesta. Era una población prerrománica, de los llamados, pueblos vacceos (se dice de un pueblo hispánico prerromano que habitaba un territorio extendido a ambos lados del Duero por los actuales términos de Medina del Campo, Valladolid, Palencia, Sahagún, Villalpando y Toro). Creció durante el dominio visigodo para ser arrasada por los musulmanes y resurgió a partir del siglo XI gracias al paso del Camino de Santiago.

Con importantes instalaciones para la acogida de peregrinos, mantiene las iglesias de San Pedro, con portada renacentista e interior gótico, y de Santa María del Castillo, construcción ojival con tres amplias naves separadas por pilares.

Pero sin duda su joya arquitectónica es la iglesia de San Martín, levantada como templo de un monasterio benedictino que fue fundado en el año 1066 por doña Mayor, condesa de Castilla y esposa del rey de Navarra Sancho III el Mayor. La armonía de sus proporciones y el resultado de su diseño convirtieron a este templo de finales del siglo XI en modelo para otras construcciones de la ruta jacobea. Su buena conservación responde a la minuciosa restauración a cargo del arquitecto Aníbal Álvarez, desarrollada entre 1896 y 1904.

Llaman la atención las dos torres cilíndricas situadas a ambos lados de la portada principal, los abocinados ventanales de medio punto, la finísima decoración a base de impostan ajedrezadas que rodean el conjunto, la imaginería de los canecillos que sostienen los aleros y los capiteles del interior.

Así que ya sabeis, un lugar pequeño, austero en medio de la meseta, pero con encanto.

Como siempre, Buen Camino a tod@s.