martes, 8 de noviembre de 2011

Peregrinar

Peregrinar no es simplemente andar. No es dejar atrás kilómetros, montañas, árboles, gentes.  Peregrinar no es solo ver hermosos paisajes, saludar personas desconocidas; hombres y mujeres anónimos que igual que otros sudan con su macuto a cuestas.  Tampoco es peregrinar solamente dar los "buenos días" a los lugareños que van con sus reses y sus años, ni buscar desesperadamente el mejor cobijo para la noche.  Peregrinar es, probablemente, un estilo de vida que no conocía, o que tal vez sentía sin darme cuenta, o quizás era y soy demasiado pequeño y frágil para llegar a descubrirlo dentro de mi "yo" tan egoísta y simple.  ¿Será tal vez peregrinar tener a Dios conmigo en cada paso, y ser árbol, helecho, y ser también olor, olor a roble, eucalipto, y a vaca sucia?  Seguramente peregrinar es además ver el sol de noche y la luna de día, es disfrutar del chaparrón que no cesa, y sobre todo, es amar a los que no me amaron, es saber que llegaré aunque no sepa cuando, y no saber que voy a hacer mañana, solo sentir que quiero abrazar a todo el que hoy he visto, deseo hacer reír a todos los que lloran y recordar a los que siempre ríen que el llanto existe.