viernes, 12 de noviembre de 2010

Molinaseca

La calle Real atraviesa longitudinalmente la población de Molinaseca, donde abundan las casas señoriales blasonadas. Destacan entre ellas la de doña Urraca y la de los Balboa, con una torre. Poblada en primera instancia por francos y judíos, pronto alcanzaron muy buena reputación entre los peregrinos los hospitales de San Lázaro y San Nicolás. Éstos llegaban, sin duda, con la necesidad de descansar en una concentración urbana de cierta entidad, tras haber superado la ascensión al monte Irago, coronado por la Cruz de Ferro, y superado su peligroso descenso. Era precisamente frente a la Cruz donde la tradición mandaba a los peregrinos que tiraran una piedra, del mismo modo que lo hacían los segadores gallegos en busca de los campos de Castilla. Para unos y otros era una costumbre que propiciaba la buena suerte.

El puente medieval da acceso a la calle que desemboca en una plaza presidida por un crucero y donde se hallan los restos del último de los hospitales citados.

señora detrás de Santiago...
Sobre un montículo que domina el núcleo de población destaca la iglesia de San Nicolás, de estilo neoclásico, la cual guarda en su interior un retablo del año 1674 y un crucifijo del siglo XIV. A la salida del pueblo se encuentra la capilla de San Roque.

Para mí la zona de la Cruz de Ferro es una de los sitios más bellos de todo el Camino. Unos lugares mágicos.

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