viernes, 26 de noviembre de 2010

Villafranca del Bierzo

Apodada "pequeña Compostela", se levanta en una doble vega, la de los ríos Burbia y Valcarce, rodeada de montañas por todas partes. Parece ser que aquí libraron una cruel batalla los musulmanes que regresaban de Galicia y las tropas cristianas del rey astur Bermudo I, llamado el Diácono, en la que estas últimas quedaron diezmadas.

El descubrimiento del sepulcro del apóstol atrajo peregrinos, por lo que se fundaron los hospitales de Santiago y San Lázaro antes del paso del río Burbia, y el lugar se pobló con un considerable número de francos, de donde probablemente provenga su nombre, y con una comunidad de monjes cluniacenses. Más tarde las disputas entre reyes, nobles y el arzobispado compostelano, de quine llegó a depenpender, marcaron buena parte de su historia medieval.

A finales del siglo XV se creó el marquesado de Villafranca, época en la que se construyó el castillo-palacio fortificado, que destaca por sus macizos torreones laterales, y se inició una frenética actividad cultural y artística.

Sufrió terribles saqueos durante la invasión napoleónica debido a su importancia estratégica, y en 1822 fue designada capital de la efímera provincia del Bierzo.

Hoy en día en los meses estivales, se puede palpar la tensión de los peregrinos, esperando ansiosos la entrada a Galicia por la mítica subida al Cebreiro.

Sólo os muestro la fachada del actual Parador de Villafranca, así os asombrarán más sus monumentos y sus montañas.

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